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Comunidades energéticas: la clave para evitar apagones

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El apagón masivo dejó sin electricidad a millones de personas en España y Portugal, sin embargo, no todos quedaron a oscuras. Algunas comunidades energéticas lograron mantener el suministro gracias a sus sistemas de autoconsumo y almacenamiento, convirtiéndose en ejemplos reales de cómo la energía descentralizada puede ofrecer estabilidad frente a fallos del sistema general.

Estos casos destacan la importancia de las comunidades energéticas en la resiliencia del sistema eléctrico. Allí donde la red convencional falló, la organización local, la generación distribuida y el uso de baterías marcaron la diferencia.

¿Qué son las comunidades energéticas?

Las comunidades energéticas son agrupaciones de ciudadanos, empresas o entidades locales que se organizan para producir, consumir y gestionar su propia energía renovable. Este modelo promueve la participación activa de los usuarios en la transición energética y fomenta la autosuficiencia energética.

Además, estas comunidades suelen priorizar el uso de energía solar, acompañada de baterías de almacenamiento, lo que les permite operar incluso cuando la red eléctrica principal falla. Muchas ya cuentan con sistemas capaces de trabajar en «modo isla», es decir, desconectadas temporalmente del sistema general.

Casos de éxito en España

Diferentes pueblos mantuvieron la luz gracias a diferentes métodos de autoconsumo. Estos fueron las poblaciones que no sufrieron las grandes consecuencias del apagón del 28 de abril: 

San Esteban de Litera (Huesca)

Este municipio ha adjudicado la construcción de tres instalaciones fotovoltaicas en edificios municipales, con sistemas de almacenamiento que permitirán cubrir gran parte del consumo energético local. El proyecto, financiado por el programa DUS 5000 del IDAE y los Fondos Europeos, busca alcanzar la autosuficiencia energética en servicios como el suministro de agua potable y el alumbrado público. Durante el apagón de abril, sus infraestructuras esenciales continuaron operativas.

Pueblos de Navarra

En Navarra, pueblos como Ujué, Aoiz, Viana y Puente la Reina, con instalaciones solares bien dimensionadas, demostraron su capacidad para resistir al apagón. Aunque muchas instalaciones de autoconsumo están conectadas a la red y no funcionan durante cortes generales, aquellas con sistemas de almacenamiento y capacidad de desconexión pudieron mantener el suministro eléctrico y abastecer a pequeños grupos de vecinos, además de  mantener operativas instalaciones municipales clave.

Carabanchel (Madrid)

La comunidad energética «El sol de Carabanchel» reúne a más de 40 familias que comparten la energía generada por instalaciones fotovoltaicas en sus edificios. Este modelo de autoconsumo compartido no solo reduce la factura eléctrica, sino que también fortalece la resiliencia frente a interrupciones del suministro. Durante el apagón, varias de sus instalaciones mantuvieron alimentación eléctrica gracias a baterías y equipos con función de respaldo.

Arroyomolinos de León (Huelva)

Este pueblo andaluz también se ha convertido en ejemplo de autosuficiencia. Gracias a la inversión en autoconsumo colectivo y a un modelo de gestión comunitaria, logró mantener la electricidad en servicios esenciales. Además, están trabajando para que las viviendas también puedan desconectarse de la red general si se repite una situación similar.

San Vicente del Monte (Cantabria)

Este pequeño pueblo de Cantabria fue uno de los pocos lugares de España donde el apagón del 28 de abril pasó prácticamente desapercibido. Gracias a un sistema de autoconsumo solar con baterías, muchas viviendas mantuvieron la electricidad mientras el resto del país se sumía en la oscuridad. De hecho, varios vecinos de pueblos cercanos acudieron a San Vicente del Monte a cargar sus teléfonos móviles y utilizar ordenadores. Lo más sorprendente es que sus propios habitantes aseguraron estar «encantados» con la autonomía energética que habían conseguido. El pueblo ha sido citado como ejemplo real de cómo una comunidad bien equipada puede resistir un fallo a gran escala.

Oseja de Sajambre (León)

En pleno Parque Nacional de los Picos de Europa, este pequeño municipio leonés también logró resistir el apagón del 28 de abril. Debido a su aislamiento geográfico, una combinación de infraestructura tradicional y autoconsumo local permitieron que la electricidad se mantuviera en buena parte del pueblo. Algunos vecinos contaban con placas solares y sistemas propios de respaldo que garantizaron el suministro. Además, el espíritu comunitario facilitó la colaboración entre hogares, compartiendo recursos básicos durante las horas más críticas. En medio de la oscuridad general, Oseja de Sajambre se convirtió en un refugio energético inesperado.

Alcolea del Río (Sevilla)

Aunque es un caso aún en desarrollo, este pueblo sevillano ha iniciado su transición hacia el autoconsumo colectivo con una instalación solar que cubrirá el consumo de casi 200 viviendas. En futuras fases, prevé incorporar baterías y crear su propia comunidad energética legalmente reconocida. Su objetivo: no volver a sufrir un apagón general sin tener alternativas.

Casos destacados en Europa

Aunque el apagón se centró especialmente en España y Portugal, hay muchas ciudades Europeas que están preparadas para futuros apagones. 

Feldheim (Alemania)

Situado en el estado de Brandeburgo, Feldheim es una referencia mundial en energías renovables. Este pequeño pueblo alemán produce toda su electricidad y calefacción a partir de fuentes limpias: solar, eólica y biogás. Durante cortes regionales, sus vecinos ni se enteran: la comunidad está completamente desconectada de la red general y opera con su propia infraestructura.

Wildpoldsried (Alemania)

Otro caso alemán emblemático. Este municipio bávaro produce cinco veces más energía de la que consume, gracias a una combinación de placas solares, turbinas eólicas y sistemas de almacenamiento. Además, vende el excedente a la red nacional. En caso de fallo externo, su infraestructura puede mantenerse autónoma.

Samsø (Dinamarca)

Esta isla danesa es pionera en sostenibilidad. Sus habitantes generan toda su electricidad a partir del viento y parte de su calor con biomasa. Durante eventos de emergencia, pueden reducir su consumo y depender únicamente de su generación propia. Su modelo se estudia en todo el mundo como ejemplo de transición energética liderada por comunidades locales.

Lecciones aprendidas y el futuro del autoconsumo

El apagón de 2025 evidenció la vulnerabilidad de depender exclusivamente de la red eléctrica centralizada. Las comunidades energéticas con sistemas de autoconsumo y almacenamiento demostraron ser más resilientes. Sin embargo, es crucial que estas instalaciones cuenten con la capacidad de operar de forma aislada durante cortes de suministro. No todas lo permiten aún, pero los nuevos inversores híbridos y las baterías inteligentes están allanando ese camino.

Para fomentar el desarrollo de comunidades energéticas, es necesario simplificar los trámites administrativos para la creación de estas comunidades, ofrecer incentivos y subvenciones que faciliten la instalación de sistemas de autoconsumo y almacenamiento, y promover la educación y concienciación sobre los beneficios del autoconsumo y la participación ciudadana en la gestión energética.

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